Un conductor y nuevo motociclista invita a reflexionar sobre la convivencia y la falta de cultura ciudadana entre los conductores de motocicletas y los automóviles.
Tomada de Web 2.0 |
Hace unos días tomé el curso de conducción de
motocicleta, empujado primero porque trabajo como proveedor del sector y
necesito entenderlo más, pero segundo porque veo en la moto una alternativa
viable para moverme en el pesado tráfico de Bogotá.
El primer hallazgo que hice es que el sistema de
instrucción carece de la misma seriedad del curso que tomé hace dos décadas
para aprender a manejar carro.
La clase la dictaba un joven que no llegaba a los 25 años
que con con claridad nos indicaba los principios básicos de conducción. La
frase más común era: "Si usted monta bicicleta seguro que puede con la
moto".
Logré ponerla en marcha y luego de múltiples ejercicios,
el 'profe' me empezó a mandar cada vez más lejos, hasta una esquina. ¡ Vaya
experiencia! Los que creía mis 'semejantes', amigos, colegas conductores de
carros, pasaron a ser mi mayor amenaza y me veían como un enemigo. Sin saber
porqué empecé a recibir insultos por encontrarme en la calle. Me tiraban el
carro encima, me cerraban y pitaban. Como si yo no existiera.
Recordé que muchas veces yo mismo he sido agresivo con
una moto, desesperado porque va delante de mí y me impide avanzar. Ese día
entendí que yo estaba en una moto, que tenía derecho de estar en la vía, pero
los otros no lo entendían. Mi espacio no valía nada, pero estaba yo en riesgo,
¿acaso a nadie le importaba eso?
Cuando terminó el ejercicio entendí lo que el
motociclista puede sentir y ver.
La pregunta entonces era ¿Porqué nos cuesta tanto
trabajo respetar a quién está en un vehículo con menos llantas que el mío? ¿No
sé dan cuenta que no tengo chasis, ni airbag, ni cinturones de seguridad, ni
parabrisas, que mitiguen mi golpe? La respuesta tiene varios matices: el del
carro se siente más grande, con derecho a ocupar más espacio y la moto le
estorba.
Por otro lado la moto ha sido estigmatizada. La imagen del sicariato
hizo mucho daño. Y menospreciamos las labores que se hacen desde una moto, el
mensajero, el repartidor, etc., pero si todos somos seres humanos y actores de
la vía que es un espacio de todos, porqué ellos, perdón nosotros, no tenemos
los mismos derechos.
Claro, los motociclistas han puesto su gran tajada en esa
imagen negativa. El constante irrespeto a las normas de tránsito con un parque
de motos que crece día a día. Pero, ¿no pasa lo mismo con los carros, los
particulares y de servicio público?¿No es ese un mal de todos y en el que todos
nos escondemos?
Voy a comprar moto, entendiendo que nadie me verá, que ese
súper poder de ser invisible es ahora una realidad y no es ningún poder. Me
gustaría que todos esos que se quejan de las motos, que a diario le 'echan el
carro' a un motociclista sin razón alguna, se pusieran el casco.
Y me gustaría que muchos moteros se bajen de las dos
ruedas y vean la otra realidad, de quien va en un carro y es sobrepasado en un
trancón por una moto que le pega a su espejo, que le raya el bómper, que
aparece de repente serpenteando por el tráfico. La vía es de todos, hoy lo veo
más claramente, me gustaría que otros lo sintieran así también y nos respetemos
y cuidemos mutuamente.
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